Saturday, March 20, 2010

Dulce Et Decorum Est

Wilfred Owen es un poeta inglés que escribió varios poemas acerca de su experiencia como soldado durante la Primera Guerra Mundial. Entre ellos, mi favorito es "Dulce et Decorum Est", aquí presentado en su versión original en inglés:

Bent double, like old beggars under sacks,
Knock-kneed, coughing like hags, we cursed through sludge,
Till on the haunting flares we turned our backs
And towards our distant rest began to trudge.
Men marched asleep. Many had lost their boots
But limped on, blood-shod. All went lame; all blind;
Drunk with fatigue; deaf even to the hoots
Of tired, outstripped Five-Nines that dropped behind.

Gas! Gas! Quick, boys! – An ecstasy of fumbling,
Fitting the clumsy helmets just in time;
But someone still was yelling out and stumbling,
And flound'ring like a man in fire or lime . . .
Dim, through the misty panes and thick green light,
As under a green sea, I saw him drowning.
In all my dreams, before my helpless sight,
He plunges at me, guttering, choking, drowning.

If in some smothering dreams you too could pace
Behind the wagon that we flung him in,
And watch the white eyes writhing in his face,
His hanging face, like a devil's sick of sin;
If you could hear, at every jolt, the blood
Come gargling from the froth-corrupted lungs,
Obscene as cancer, bitter as the cud
Of vile, incurable sores on innocent tongues,
My friend, you would not tell with such high zest
To children ardent for some desperate glory,
The old Lie; Dulce et Decorum est
Pro patria mori.


"Dulce et Decorum est pro patria mori" es una frase latina que significa "Es dulce y correcto morir por la patria". Es triste que Owen haya tenido que atravesar una guerra para darse cuenta que era una mentira.

En fin, aquí va una traducción (muy libre) al español:


En dos doblados, como viejos mendigos bajo el peso de sus bolsas,
Patizambos, tosiendo como arpías, maldiciendo avanzamos por el fango,
Dándole la espalda a las bengalas inquietantes
Un pie tras el otro hacia nuestro refugio distante.
Hombres que marchan dormidos. Muchos han perdido hasta sus botas
Pero siguen rengueando, en sangre calzados. Vamos todos cojos, todos ciegos.
Borrachos de fatiga, sordos hasta para con el ulular
De los cansinos y ya superados morterazos que han quedado atrás.

¡Gas! ¡Gas! ¡Rápido, muchachos! – Un ajetreo extático,
Toscos cascos calados justo a tiempo;
Pero alguien aún grita y se revuelca,
Debatiéndose como lo haría una persona en llamas o en cal viva…
Borroneado, a través de los cristales empañados y la densa luz verde,
Como en el fondo de un verde mar, le veo ahogándose.

En todos los sueños, frente a mis ojos desvalidos,
Se lanza hacia mí este hombre, gorgoteando, asfixiándose, ahogándose.
Si en un sueño sofocante pudieras tú también marchar
Detrás del carromato en el cual le confinamos
Y verle el blanco de los ojos hirviéndole en la cara,
La cara colgante, como la de un demonio ahíto de pecado;
Si pudieras oír, con cada sacudida, la sangre
Subirle gorgoriteando desde los pulmones infectados de espuma,
Obscena como el cáncer, amarga como un bolo
De bilis, llagas incurables en lenguas inocentes,
Entonces, amigo mío, no repetirías con tan alto afán
A los niños que arden por conseguir algo de gloria
La vieja Mentira: Dulce et Decorum est
Pro patria mori.

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