Friday, February 17, 2012

Mateo 22, 37-40

Sabe Gu que no soy religioso ni creyente en ninguna doctrina con espónsores. Sin embargo, esta mañana me encontré leyendo un artículo sobre los diez mandamientos.

Hacía mucho que no los visitaba, y me sorprendió encontrarle sentido a la mayoría. Funcionan perfectamente como llamados al sentido común, si uno no los asocia con los castigos impuestos externamente a quienes no los siguen. Supongo que este énfasis en la disciplina externa, esta negación de la autodisciplina, es uno de los factores que más definitivamente me alejaron del catolicismo.

En fin, el artículo también mencionaba el hecho de que según el evangelio de San Mateo (Mt. 22, 37-40) los diez pueden resumirse en dos: "amarás a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo." Y yo concuerdo.

Si por Dios se entiende lo divino y sublime que hay en cada porción del universo, por más pequeña que sea, estoy de acuerdo en que frente a tales maravillas debemos tratar de eternizar esos sentimientos de curiosidad, sobrecogimiento y unidad que todos hemos experimentado alguna vez. Ese amor está sobre todas las cosas porque no compite con ningún otro, y nada compite con él. Es paz, es ahora, es lo que es. Es el amor de esforzarse por ser y saber, sin desesperarnos, lo que sabemos que nunca seremos ni sabremos.

Luego, amar al prójimo como a uno mismo consiste en darse cuenta de que "yo" sólo es una cuestión de perspectiva.
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